La importancia de la reparación aórtica en pacientes jóvenes y el papel del anillo HAART 200. La insuficiencia valvular aórtica en pacientes jóvenes representa un desafío significativo en la cirugía cardiovascular, ya que requiere una solución que no solo restaure la función valvular, sino que también preserve la anatomía y evite la necesidad de anticoagulación de por vida. En este contexto, la reparación valvular aórtica se ha convertido en una alternativa preferida a la sustitución valvular con prótesis mecánicas o biológicas, especialmente en pacientes jóvenes y activos.

Se presenta el caso de un joven de 26 años, asintomático, en quien se detecta un soplo cardíaco durante una revisión médica de empresa. Tras una evaluación más detallada, se diagnostica una insuficiencia aórtica severa, acompañada de un ventrículo izquierdo muy dilatado y una función ventricular en el límite. El estudio ecocardiográfico revela que la válvula aórtica es bicúspide tipo I, con ausencia de calcificación de los velos. Se evidencia un prolapso del velo anterior, que da lugar a una insuficiencia severa. Además, el anillo aórtico mide 33 mm y el ventrículo izquierdo está severamente dilatado, con un diámetro telesistólico de 52 mm y un volumen telesistólico indexado de 76 ml/m². La raíz de la aorta presenta una estructura y diámetros normales. A pesar de la ausencia de síntomas, la progresión de la insuficiencia aórtica y la dilatación ventricular suponen un riesgo importante para la salud del paciente a largo plazo, haciendo necesaria una intervención quirúrgica temprana para evitar un deterioro irreversible de la función cardíaca.
El paciente fue sometido a una cirugía de reparación valvular con implantación del anillo HAART 200, número 25 y plicatura del velo anterior con varios puntos. La evolución postoperatoria fue favorable, fue extubado a las 2,5 horas de su llegada a la unidad de cuidados intensivos donde permaneció 16 horas. Posteriormente trasladado a planta, donde continuó su recuperación sin complicaciones significativas. La estancia hospitalaria postcirugía fue de 5 días. En la ecocardiografía transtorácica al alta, no se apreció insuficiencia ni estenosis valvular residual, con una altura de coaptación efectiva superior a 9 mm.
El HAART 200 nos permite la reconstrucción del anillo valvular, restaurando su tamaño y forma fisiológica, lo que contribuye a una coaptación efectiva de las valvas y reduce la regurgitación. A diferencia de otras técnicas de reparación, el uso de un anillo protésico estandariza y facilita el procedimiento, reduciendo la variabilidad quirúrgica y mejorando los resultados a largo plazo.
La población joven con insuficiencia aórtica tiene necesidades particulares debido a su mayor esperanza de vida y niveles de actividad física. Las opciones de reemplazo valvular, especialmente las mecánicas, requieren anticoagulación de por vida, lo que implica restricciones en el estilo de vida y riesgos hemorrágicos. En este sentido, la reparación valvular con el HAART 200 ofrece una alternativa óptima, permitiendo a los pacientes conservar su válvula nativa y mejorar su calidad de vida sin las limitaciones de las prótesis.
En conclusión, la reparación aórtica con el anillo HAART 200 representa un avance significativo en la cirugía valvular, especialmente en pacientes jóvenes. Su capacidad para preservar la válvula nativa, mejorar la durabilidad y reducir la necesidad de anticoagulación lo posiciona como una opción altamente favorable en el tratamiento de la insuficiencia aórtica. A medida que se desarrollan nuevas técnicas y se obtienen más datos a largo plazo, el uso del HAART 200 seguirá consolidándose como un estándar en la cirugía de reparación aórtica.
Queremos agradecer al Dr. Sáez de Ibarra su inestimable apoyo y colaboración durante los cursos de formación y en la evaluación y desarrollo de este caso.
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